Manon Vázquez ingresa a la cárcel por quinta vez

Manón Vázquez, historia de una mujer resiliente

Parte 4

El año pasado, cuando recién fundamos el portal Con Perspectiva, entrevisté a Manón Vázquez, directora del Centro de Rehabilitación “Mujeres de Luz”, ubicado en la zona conurbada de Cuernavaca, Morelos.

Tras una extensa entrevista de mujer a mujer, en la que Manón me abrió las puertas de su memoria para compartir ConPerspectiva su historia de vida, comencé a publicar en este portal, extractos de aquella conversación, aunque entonces sin las herramientas suficientes para nombrar a la violencia contra las mujeres por su nombre y confundida por experiencias personales.

En febrero de este año, publiqué la tercera parte de esta historia en la que origen no fue destino, en esa entrega Manón Vázquez revela cómo pudo superar fuertes adversidades y relaciones de abuso emocional que, hoy sabemos que pueden configurarse como delitos.

En la última década, las violencias contra las mujeres en México se han hecho cada vez más visibles y se han logrado avances legislativos importantes para garantizar su acceso a una vida libre de violencia, sin embargo el abuso emocional por razones de género es un tema aún pendiente de explorar, debatir y legislar.

En esta entrega, Manón Vázquez comparte ConPerspectiva los detalles sobre la violencia emocional y otros abusos que sufrió a manos de su ex pareja y nos ofrece un panorama de la raíz y consecuencias del abuso emocional que hoy, a diferencia de la época en que lo padeció, es más visible.

La culpa

El padre de su tercera hija, la culpaba de todo lo que no salía bien: cuando lo corrían del trabajo, cuando no tenía dinero  “me hacía sentir que yo tenía la culpa porque no quería vivir con él”.

La culpa de lo malo que ocurría a su alrededor recaía sobre ella desde su niñez, parecía un patrón que estaba condenada a repetir. Su abuela la culpó del suicidio de su madre.

“Fue tanto el acoso de mis hermanos que me decían que yo la había matado, que llegó un punto en que me cuestionaba si yo realmente la había matado, así con él también me decía que yo era la responsable de su fracaso y en algún momento me creí las dos cosas y terminé aceptando que yo tenía la culpa”.

¿Qué pasó después de que tu ex pareja fallece?

“Seguí vendiendo droga, me fui dos veces al hospital y cinco veces a la cárcel, la última me trasladaron a Las Islas Marias, no fue tanto el tiempo pero lo que viví fue duro.”

¿Cuánto tiempo estuviste en Las Islas María?

“Pocos meses, yo llego por primera vez a la cárcel… es que muchas veces la reinserción social y cuando una sale nos dicen: ´ya no vuelvas a delinquir, vende jitomate, vende chiles pero ya no delinques´ pero yo salía con una mano en la cintura y no tenía a nadie que me apoyara, y tenía tres hijos que mantener”.

Manón asegura que ya no quería vender drogas pero el del narcomenudeo era un mundo que ya conocía y parecía ser su única opción.

“A veces se me acercaban y me preguntaban ¿quieres vender? Pero otras me decían ´tienes que vender´, yo le doy gracias a Dios que sigo viva”.

El traslado a las Islas Marías

La prisión de las Islas Marías durante años fue un centro de reclusión para reos de alta peligrosidad.

“Esa quinta vez que estuve presa fue en el 2012 y mis hijos se quedaron con su papá pero más con su nueva pareja, ella siempre estuvo al pendiente de mis hijos. Me sentenciaron a cinco años sin derecho a beneficios y cumplí tres años en la cárcel de Atlacholoya y después me trasladan a las Islas Marías, para mí fue bien difícil entender, porque mi delito no fue duro como para estar en Las Islas, donde la mayoría de la gente era realmente peligrosa, cumpliendo una condena de mínimo 30 años”.

Manón asegura que debido a su comportamiento rebelde y su constante protesta por los malos tratos y abusos a ella y sus compañeras al interior del penal, se volvió un problema para quienes controlaban el centro de reclusión, por lo que su traslado fue una medida de castigo.

Recuerda que antes de ser trasladada a Las Islas Marías, “una amiga que es abogada me llevó la Constitución Política y un libro sobre derecho penal y pues en una de las revisiones los custodios encontraron estos libros y se los querían llevar, yo me negué y amenacé con interponer una queja ante Derechos Humanos, porque tengo derecho a estar informada, mi amiga me dijo que los leyera para que supiera que tenía obligaciones pero también tenía derecho”.

¿Los leíste?

Sí, por supuesto, recordé mis tiempo de estudiante cuando mi único escape era leer la enciclopedia que había en casa, dice emocionada Manón, con brillo en sus ojos por primera vez en esta larga y dolorosa entrevista.

Manón Vázquez

“Yo logré que en alguna ocasión hubiera Consejo Técnico en el -penal- femenil que nunca había, la directora casi me mata pero no me importó y logramos hacerlo. En una ocasión, dice ella que me la brinqué pero yo le había pedido que escuchara nuestras peticiones y no lo hizo, así que esa ocasión que fue el coordinador regional, le entregué una carta donde pedíamos ser escuchadas, y eso fue lo que molestó a la directora”.

Manón asegura que no sabe si es feminista o no, lo que si sabe, que fueron dos mujeres las que la maltrataron y la humillaron, sin embargo, asegura que ella trata de apoyar a las mujeres porque es mujer.

Dice que el mayor daño que ha recibido fue de una mujer, porque cuando la mandaron a Islas Marías, por órdenes de la directora del centro penitenciario, le notificaron que no tenía ningún derecho y siete meses después le dieron el beneficio de preliberación.

Tenía 40 años cuando fue trasladada a Las Islas Marías pero antes ya había ido ante una psicóloga para pedir ayuda, porque quería cambiar.

¿Qué fue lo que te llevó a decidir cambiar de vida?

“Ya me había cansado de la vida que llevaba y es que en 2009 empezaron a matar a toda la gente, se arma y matan a Beltrán Leyva, la Barbie traiciona, entonces empiezan a matar a gente que yo conocía, yo hablaba a mi casa y mi hija decía ´mamá mataron a fulano y yo no quería saber de los muertos, sino saber cómo estaba mi hija”.

“Y un día dije, pase lo que pase ya no quiero seguir en esto”

¿Te dio miedo, pensaste que algún momento te podían hacer algo?

No, pero ya no quería una vida violenta, y de verdad yo les decía a mis hijas: si yo hubiera sabido lo duro que es la vida de un adicto, yo jamás me hubiera involucrado…, a mi me levantaron varias veces porque no les quería vender a los jóvenes, en serio yo no quería que ellos consumieran, porque hubo un momento en que me pidieron que reclutara a menores, se les va a dar una moto y se les va a pagar con dinero o droga, yo no acepté, y entonces me levantaron, me golpearon (llanto).

¿Sentiste que ya estabas en el límite?

Ya.. (pausa larga)

¿Quieres contar algo de cómo te levantaron?

Pues fueron varias veces, la última fueron tres días, golpeándome sin parar.

¿Porqué te liberaron?

“Que no podía trabajar con nadie más, solo con ellos. Esa quinta vez fue cuando acudí con la psicóloga y le pedí ayuda, tenía claro que no quería vivir más ese tipo de vida, ya estaba cansada, me di cuenta que estaba viviendo la vida de mi mamá y que yo solamente había aceptado esa parte para demostrarle a mi mamá que no era la pendeja que  me decía que era, porque ella me decía que mis hermanos eran los fuertes, los inteligentes, siempre me trató como la pendeja que no sabía hacer nada.

¿Tal vez tu mamá también sufrió maltrato?

Yo creo que sí, pues mi abuela también fue muy ruda con mi mamá.

Manón logró romper con ese círculo de violencia y maltrato emocional de su entorno afectivo y familiar, pero tuvo que pagar un costo muy alto:  la muerte de su hija mayor, ocurrida cuando le faltaban meses para cumplir su condena de cinco años de prisión.

Continuará.

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