Si hubieras oído madre la pequeña guerra desatada en nuestros corazones

Si acaso hubieras estado lista para diferenciar aquellos sentimientos ahorcados en miles de animales distantes como las estrellas  en jaulas que no se cierran nunca

Si hubieras estado atenta madre a barcos que tienen el ancla descompuesta

Si por lo menos tus pies descalzos hubiesen estado ahí presente

en 1972, cuando Wislawa describió las tres palabras más extrañas

entre nosotras:  nada, futuro, silencio

Aquel paso que no diste, el bocado que nunca pudiste llevarme a la boca, el cepillo de dientes que no me enseñaste a usar, el pie que no calzaste, la flor que nunca pusiste en mi cabello, son causas de nuestro trágico destino.

En mis sueños madre no eres mi madre

Vuelo como un pequeño gorrión saliendo de la jaula

Atravieso un estanque que nunca vi  anidar en nuestra mente

Busco  el vientre de las mujeres donde pude haber nacido.

Llego a la localidad que fue absorbida por Wislawa

– pregunto por su casa, atravieso el jardín y su ventana siempre abierta, subo al ático, le susurro:

“¡a partir de este momento tú serás mi madre¡”

-Wislawa ríe: “yo soy hija de Cracovia, tengo cáncer de pulmón”

¿A qué sabrá tu muerte madre? La espero como el dulce prometido

Seré libre cuando hayas muerto, sin motivo, como un perro que adopta un niño.

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