Tenoch Huerta

Recientemente leí sobre la red de explotación sexual que encabezan proxenetas del estado de Tlaxcala, quienes durante años han operado rutas de trata de personas desde Centro América hasta los Estados Unidos.

El periodista Oscar Balderas, entrevista a uno de los líderes de nombre Faustino, preso en el Reclusorio Sur, quien hace escalofriantes revelaciones sobre los mecanismos que le aseguraron impunidad durante décadas al frente del negocio del tráfico sexual.

Según las declaraciones publicadas en el libro Las 7 mafias chilangas, los padrotes de la “nueva escuela” aprendieron a identificar niñas y jóvenes vulnerables para enamorarlas, prometerles el cariño que no tenían en casa, para luego llevarlas a vivir con ellos, embarazarlas y luego inventarse deudas, enfermedades y trabajos falsos para orillarlas a prostituirse para ellos.

Al tener una “relación consensuada”, los padrotes plantan la semilla de la culpa, haciendo a las mujeres sentir responsables de su condición de explotación, con ello aseguran su obediencia, disminuyen la posibilidad de fuga y si son liberadas por las autoridades, evitan el riesgo de ser denunciados.

“Una mujer golpeada te va a denunciar porque te odia. Una mujer enamorada jamás te va a traicionar con la Policía”, señala Faustino.

El entrevistado se refiere a ellas como sus “novias”,  todas le rinden obediencia y lealtad, mientras él les exige cumplir con una cuota semanal por rentar su cuerpo y las somete a severos castigos ante algún incumplimiénto, enfermedad, acto de rebeldía o incluso por el solo hecho de disfrutar con el sufrimiento que es capaz de provocar.

Al leer este reportaje no pude evitar pensar en lo peligroso que puede llegar a ser “sentirse enamorada” en un país como México, donde la cultura machista que permea las relaciones sociales, legitima el abuso de poder patriarcal y vulnera la libertad y voluntad de las mujeres, en ocasiones hasta dejarlas en completo estado de indefensión.

El antihéroe de Wakanda Forever

En noviembre de 2022 se estrenó la película Black Panther: Wakanda Forever, bajo el sello de Marvel, la millonaria firma de historietas y ciencia ficción. Uno de los protagonistas fue el actor mexicano Tenoch Huerta, cuya popularidad se disparó en años recientes al comenzar un activismo antiracista al interior de la industria del entretenimiénto.

Originario del Estado de México, el actor de 42 años es la cara del Colectivo Poder Prieto, nacido en 2021 para promover el respeto a la diversidad racial y eliminar estereotipos de esta índole en la industria.

Cuando el pasado 10 de junio la activista María Elena Ríos alzó la voz para denunciar por presunto abuso a Tenoch Huerta, de quien se refirió como un “depredador sexual”, también hizo manifiesto el miedo que muchas mujeres comparten y las obliga a callar los abusos por parte de aparentes héroes.

“Es muy difícil hablar del abuso emocional y abuso de poder de un depredador sexual que es amado en el mundo por interpretar a un personaje de una película como

@TenochHuerta (…). En apariencia encantador, la gran característica de un narcisista + una buena porción de victimización”, compartió María Elena Ríos en un tuit que invita a reflexionar sobre el poder que otorgamos a los héroes del espectáculo, quienes en la vida real, resultan acaso antihéroes que someten, lastiman y como los proxenetas de Tlaxcala, utilizan un disfraz de héroe para lograr sus objetivos.

Entre cientos de reacciones que levantó ese tuit de María Elena Ríos, hubo quienes la atacaron por no denunciar los hechos en su momento, a lo que respondió que en noviembre de 2022 fue intimidada por integrantes de Poder Prieto para no hablar públicamente de lo que vivió con Huerta, debido a la proximidad del estreno de la cinta Wakanda Forever, en la que el actor da vida al personaje de Namor.

A penas un día después, la actriz Fernanda Tosky también denunció al actor al respaldar las declaraciones de Elena Ríos y reveló que tuvo una experiencia muy fea en la que “no fue un hombre con respeto en lo sexual y solo vió por sus intereses”, confesó que la lastimó y se sintió enojada y espera que paren los abusos.

También la ilustradora Sofia Weidner contó que el actor suele agregar a muchas mujeres a redes sociales como ella y otras amigas, quienes llegaron a sufrir tragos amargos conversando con el actor, incluso asegura que una de ellas fue abusada.

Tenoch ¿el depredador?

El 12 de junio en un comunicado Huerta asegura que las declaraciones de María Elena Ríos son «totalmente falsas, hechas completamente sin fundamento” y reveló que tuvieron una relación que asegura “fue una relación amorosa, cálida y de apoyo mutuo. Sin embargo, después de que terminara, Elena empezó a tergiversar nuestras interacciones tanto en privado como delante de grupos de amigos comunes”.

El actor quien también dio vida al personaje del narcotraficante Rafael Caro Quintero en la serie Narcos, México, argumenta que María Elena Ríos y él estuvieron juntos hace aproximadamente un año, tiempo en que todo lo que ocurrió en la relación fue “totalmente consensuado en todo momento”.

Acaso ¿tener una relación “consensuada” lo excusa de ser un depredador sexual? si con este argumento el actor pretende legitimar conductas sexuales violentas que vulneraron la voluntad y la libertad de sus ex parejas, la defensa de Tenoch Huerta es una muestra fiel de los cimientos machistas que sostienen su concepción de una relación de pareja.

Ahora bien, siempre cabe el beneficio de la duda y si fueron en realidad otras las motivaciones que llevaron a María Elena, Fernanda y Sofía a realizar tales señalamientos hacia el actor, la justicia tendrá la última palabra.

Mientras tanto, esta polémica nos invita a reflexionar sobre las prácticas y límites de una relación consensuada en los tiempos en que las mujeres pugnamos por una vida libre de violencia y comenzamos a reconocer aquellos comportamientos que vulneran nuestra libertad y atentan contra nuestra integridad.

Las denuncias de María Elena, Fernanda y Sofía, tal como las plantean, nos invitan a repensar qué es violento y qué hace daño dentro de una relación, poniendo el acento en aquellas conductas no deja huella física, pero destruyen por dentro, como el control coercitivo, el abuso emocional, psicológico o patrimonial ante los que hay que poner límites y evitar que evolucionen.

Tiempo al tiempo…

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Un comentario en «Tenoch ¿el depredador?»

  1. Tenoch Huerta es el ejemplo claro de la necesidad de educar sobre las nuevas masculinidades, debemos mostrar que es posible ser hombre, heterosexual, atractivo, sin ser violento y acosador. Felicidades por este espacio.

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