Ya son 225 años los que nos separan de la memorable reflexión literaria del poeta Georg Philippe Friederich Leopold Von Handerberg, mejor conocido como Novalis, publicada en la revista Athenaeum, bajo el título de “Polen”:
El mundo debe ser romantizado para reencontrar su sentido originario. Romantizar no es otra cosa que una potenciación cualitativa. Cuando a lo que es vulgar le doy un sentido superior, a lo usual una apariencia misteriosa, a lo conocido la dignidad de lo desconocido, a lo finito la apariencia de lo infinito, lo romantizo. Buscamos por todas partes lo absoluto y solo encontramos cosas.
El poeta alemán no encontró otra manera de convertir la “vulgar” muerte de su joven y amada prometida Sophie von Kühn, quien en 1797 murió de tuberculosis, “en un sentido superior” al escribir “Himnos a la noche”, donde logra sublimar a la muerte para convertirla en un consuelo “No temáis ya; el crepúsculo florece para todos los que aman, para los afligidos”.
Muchas cosas han pasado desde entonces: muerte de Dios, sociedades disciplinarias, catástrofes naturales, guerras mundiales, genocidios, campos de concentración, dictadores, pandemias, crisis económicas, guerras frías, viajes al espacio, consumismo exacerbado, pobreza extrema, exploraciones al universo, gentrificación, deterioro del medioambiente, redes sociales, crimen organizado, enfermedades neuronales, asesinos seriales, violencia sexual, feminicidios, etcétera.
¿De qué manera amamos ahora, con toda esta pesada carga tradicional, histórica, humana, sin herramientas suficientes para discernir y reflexionar nuestros acontecéres, sin una nueva educación sentimental que nos aligere el tránsito entre la vida y la muerte? Sin duda hace falta una nueva sentimentalidad ante las cosas ya caídas.
Este día el mundo “celebra el día del amor y la amistad” pero ¿de qué amor hablamos?, ¿en qué se ha convertido el amor romántico?
El año pasado, al recibir el Premio de Literatura Xavier Villaurrutia, la escritora Cristina Rivera Garza declaró, – a propósito de su novela “El invencible verano de Liliana”- que, a su hermana no la había matado “un hombre enamorado”, sino un hombre violento que no le permitió vivir en libertad. Pidió no romantizar la violencia.
Qué lejos estamos de esa reflexión poética de Novalis, donde el amor a través de la poesía, le ayudó a sobrellevar el dolor de la muerte de su amada.
¿Cómo perdimos el camino?
Aquí dejo algunas reflexiones y poema de mujeres escritoras sobre “el amor romántico”, a 225 años de que, romantizar el mundo era un acto de resistencia.
«No necesitamos el amor romántico en nuestra vida. Hay muchas otras formas de amor capaces de satisfacer nuestras necesidades»: Julia Braun
BENEFICIOS DEL AMOR NO ROMÁNTICO
“No estamos acostumbrados a querernos sin más: nos han enseñado a amar de una forma romántica, pasional y sufridora. Creemos que sin sufrimiento no hay amor y, sin embargo, sucede más bien al revés. Mira cuantas ventajas tienen las relaciones libres de romanticismo.
Se disfruta más el presente. Cuando no te juras amor eterno, es más fácil disfrutar del presente. En las relaciones libres de romanticismo ambas personas están juntas porque quieren y porque les apetece. Como no se dedican a pensar en el futuro, viven con más intensidad el aquí y el ahora porque no saben cuánto tiempo va a durar su relación.
Menos dramas y sufrimientos. Las relaciones sin romanticismo son aquellas en las que lo prioritario es el disfrute: no hay espacio para los dramas ni los sufrimientos. A veces decimos que son relaciones de amantes, pero en realidad se parecen más a las relaciones de amistad mezcladas con atracción sexual y con una potente química entre dos personas.
Menos sensación de posesión. La gente que no ama románticamente es más libre para amar y sufre menos celos porque no siente esa pocesividad y ese afán de exclusividad que sienten las personas cuando se enamoran de una forma romántica”: Coral Herrera Gómez.
“El amor ha sido el opio de las mujeres,
como la religión de las masas.
Mientas nosotras amábamos
los hombres gobernaban
Tal vez no se trate de que
el amor en sí sea malo, sino
de la manera en que se empleó
para engatusar a las mujeres
y hacerlas dependientes en todos los sentidos.
Entre seres libres es otra cosa”.
Kate Millet