A finales de la década de los noventa del siglo pasado, escasos cinco nombres de escritores guerrerenses figuraban en el mapa de la literatura nacional. José Agustín, narrador ícono de la literatura de la onda, nacido en Guadalajara pero de familia acapulqueña (pasó sus primeros seis años en el barrio Pozo de la Nación); Luis Zapata, quien con su novela El vampiro de la colonia Roma, dio voz pública a la homosexualidad en México; José Dimayuga, dramaturgo y novelista enfocado también en visibilizar la homosexualidad; Andrés Acosta, multipremiado novelista, y el poeta y narrador Julián Herbert, nacido en la populosa Zona Roja de Acapulco pero crecido y radicado en Saltillo.
Por esos mismos tiempos y hasta 2015, se empezaron en realizar en Acapulco, Chilpancingo y otros municipios del estado, encuentros de escritores como El sur existe a pesar de todo, la Feria del Libro Independiente de Chilpancingo, el Encuentro de Escritores del Pacífico, la Feria del Libro Guerrerense, Barco de libros, el Festival del Libro y la Palabra Acapulco en su tinta, la Feria Internacional del Libro de Acapulco y numerosos talleres literarios, diplomados en creación literaria, Red de Letras, Escritores en Verano, literatura en voz de sus autores, entre otras muchas actividades de fomento a la lectura.
La literatura actual de Guerrero es en parte resultado de ese desarrollo literario, ya que de 2010 a la fecha su presencia en las listas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes se ha dado de manera ininterrumpida: Antonio Salinas, Geovanni de la Rosa, Federico Vite, Andrés Acosta, Paul Medrano, Martín Tonalmeyotl, Giovanni Rodríguez. Unos más ganando reconocimientos estatales, nacionales e internacionales como Orlando Mondragón, Jesús Bartolo Bello, Ángel Vargas, Emiliano Aréstegui, Ari J. González, Diego Montes, Édgar Pérez, Hubert Matiúwaa, Abraham Truxillo, José Luis Zapata, Ulber Sánchez, Carlos F. Ortiz, Ángel Carlos Sánchez, entre otros. Todos ellos han colocado a Guerrero como uno de los estado con mayor producción literaria.
¿Y las mujeres?, ¿quienes son las escritoras guerrerenses que han logrado presencia en el panorama literario nacional?
En esta entrega compartimos las cinco poetas guerrerenses que debemos leer en 2022, para aprender a pensar el mundo como ellas lo miran, ir de su mano viendo el acontecer de la vida cotidiana a nuestro paso y dejarse llevar por sus voces particulares que nos despiertan, tal vez, de nuestro mundo aletargado, por no decir insensible, ante todas aquella cosas que se derrumban a nuestro paso.
Brenda Ríos: poeta, ensayista y traductora
Brenda Ríos Hernández, nació el 2 de septiembre de 1975 en Acapulco, Guerrero. Estudió Comunicación en la Universidad Americana de Acapulco. En el año 2003 fue admitida en la primera generación de la Fundación para la Letras Mexicanas, en la categoría de ensayo.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores desde 2019. Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo, Guerrero, 2018; Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013. Actualmente imparte talleres de escritura creativa y poesía en distintos espacios de la Ciudad de México
Es autora de Raras, ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora, Turner, México, 2019; La sexta casa, Instituto Sinaloense de Cultura, México, 2018; Aspiraciones de la clase media, Ediciones Liliputienses, España, 2018. Algunos de sus libros pueden descargarse de manera libre en cuadronegroediciones.com
Era algo sobre mí
Brenda Ríos, Biografía [fragmento]
sobre mi abuela analfabeta
sobre mis tías gordas que no aspiraron nunca a nada más que casarse
tener hijos
aguantar lo que el destino les ponía enfrente
sin juzgar
Adriana Ventura: poeta, narradora y ensayista
Adriana Vetura Pérez, nació el 29 de agosto de 1985 en Cruz Grande, Guerrero. Estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Guerrero, posteriormente Literatura Mexicana en la UAM-Azcapotzalco y en la Universidad Autónoma Nacional de México.
Obtuvo el Premio Estatal de Poesía “María Luisa Ocampo” (2016); el Premio Estatal de Poesía Joven en 2014 y de Ensayo en 2015. Ha sido becaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Guerrero al igual que del FONCA en la categoría de Jóvenes Creadores.
Ha publicado Boceto de una vida sin casa (Praxis, 2018), Café Bausch (Colección La Ceibita, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015), La rueca de Gabrielle (Editorial de otro tipo, 2014), Elogio a las rain boots que no tengo (Editorial de otro tipo, 2015) y Geografía negra (Verso Destierro, 2013). En una entrevista en La Jornada de Zacatecas, la poeta nacida en Costa Chica, dijo “soy de la tribu de los tristes”.
No tengo casa,
Adriana Ventura, Boceto de una vida sin casa [fragmento]
lo admito,
me perforan los dedos del viento,
hacen anillos en mi carne
y tiemblo.
Hambre. Frío. Mas ánimo.
Quizá desde antes ya estaba rota.
Yelitza Ruiz: poeta y ensayista
Yelitza Ruiz, nació el 26 de diciembre de 1986, en Iguala de la Independencia. Estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Tiene una especialidad en Derechos Humanos de la Seguridad Social, Maestra en Estudios de Arte y Literatura.
Beneficiaria del Programa Jóvenes Creadores del FONCA en 2013-2014 y 2017-2018. Premio de Literatura Joven en la categoría de Ensayo Literario (2012), Premio de Poesía María Luisa Ocampo (2012), Premio Estatal al Mérito Juvenil en la categoría de actividades artísticas, Guerrero 2013.
Su línea de investigación radica en la interdisciplina de los estudios literarios con otras áreas como la historia y el derecho. Dirige la organización Mujeres y revolución y el Festival Nacional de Literatura Acapulco Barco de Libros. Ha publicado Abril en casa (Tarántula dormida, 2011), Juan José Arreola el narrador que se revela en el poema (Editorial de otro tipo, 2015), Cartografía del tren (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2018). En 2021, Libro UNAM le publicó el libro Lengua Materna, en la Colección El Ala del Tigre.
Enfermarse es lo de hoy,
Yelitza Ruiz, Lengua materna [fragmento]
usar justificante médico como boleto VIP
para invadir asientos,
gozar de la palidez
y recurrir a la cámara de bronceado.
Presumir que nuestro Seguro Social
puede pagar drogas más duras.
Zel Cabrera: poeta y traductora
Zel Cabrera, nació el 6 de febrero de 1988 en Iguala. Egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Autora de las plaquetas de poesía Naufragios (La tarántula dormida, 2011) y de Troya sobre una muralla (Editorial de Otro tipo, 2015). Aparece en la Antología de poesía para niños Triángulo del sol (Praxis, 2015). Algunos de sus poemas están publicados en diversos medios nacionales como Casa del Tiempo, Confabulario, Tierra Adentro y Este País.
Becaria del Programa de Jóvenes Creadores del FONCA (2017- 2018) y de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía durante el periodo 2014-2015. Obtuvo el Premio Estatal de Poesía Joven en el 2013, convocado por la Secretaría de Cultura del Estado de Guerrero. En 2018 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Tijuana con el poemario La arista que no se toca.
El dolor acecha lo que toco y lo que miro.
Zel Cabrera, La arista que no se toca [fragmento]
La impotencia de trabajar el doble
por la misma paga.
No voy a pedirles que pronuncien
este dolor que me corresponde.
No me conocen,
estas palabras no son las suyas.
Azul Ramos: poeta y fotógrafa
Frida Azul Rodríguez Ramos, nació el 6 de octubre de 1993 en Acapulco. Forma parte del dúo “Lancha con fondo de cristal”, proyecto en colaboración con Abraham Chavelas (q.e.p.d) que gira en torno a la poesía con arte sonoro.
Ha participado en diversos eventos y festivales literarios nacionales e internacionales. Ha sido consejera municipal de Cultura de Acapulco, en el área de Literatura. En 2018 y 2021 obtuvo la beca Jóvenes Creadores por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en la disciplina de Letras (Poesía).
Obra suya ha sido publicada en el Periódico de Poesía de la UNAM, Revista Asalto, El Rizo Robado, Buenos Aires Poetry, entre otros. Obtuvo el Premio Estatal de Poesía Joven en Guerrero 2019 y con su poemario Cuerpos, ganó el Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo en 2020.
Veo a Diane como un espejo
Azul Ramos, Diane en los espejos [fragmento]
en ella se refleja la luz
que captura el mundo
sobrevive observando
asoma su rostro a través de la oscuridad
mira al revés
aprieta la válvula que congela el tiempo
se ilumina
Una mirada a los mundos interiores
Brenda, Adriana, Yelitza, Zel y Azul nos enseñan los paisajes de las perdidas, de la violencia doméstica, de la presión “social” a la que son sometidas las mujeres para procrear, pero también del duelo que deja la violencia, la desesperación de no tener casa propia, trabajo seguro para pagar la renta, de las enfermedades de los seres queridos y de esas aristas que trastocan el sistema nervioso que provoca la inhabilidad para desempeñar una función necesaria en la vida.
Todo muy interesante y creo que, si no me equivoco sólo se habla de los hechos de mujeres, y desde mi mirada se debería incluir a los hombres que forman parte importante de reconocernos