Niñas indígenas de Guatemala aprenden tawkwondo

Niñas indígenas q’eqchi combaten violencia machista a patadas

Abril de 2024; San Pedro Carchá (Guatemala).- Algo está ocurriendo entre las mujeres de los pueblos indígenas de América Latina, que comienzan a emerger rebeliones contra la violencia machista en varias comunidades.

Así como en La Montaña de Guerrero, las uniones matrimoniales forzadas, consideras por muchos como «venta de niñas» cada vez son más cuestionadas por las propias familias de la comunidad, en tanto colocan a las niñas y adolescentes como moneda de cambio y legitiman la violencia machista, a miles de kilómetros, niñas indígenas de Guatemala aprenden habilidades de defensa personal.

Cada golpe es seguido por un fuerte grito que resuena en las laderas de la zona montañosa de Alta Vista en el norte de Guatemala. Con la patada al aire, las niñas de la aldea Tipulcan, espantan a los fantasmas de la violencia machista y el acoso que han sufrido en su comunidad.

Las niñas practican taekwondo, una disciplina coreana de artes marciales, con faldas tradicionales de la etnia q’eqchi. El entrenamiento parece una danza con abanicos gigantes que se abren al hacer la patada alta (chigo chagui), a lo que sigue un salto, un golpe al aire y un grito.

El taekwondo es una disciplina de defensa nacida en Korea que hoy se practica en todo el mundo como deporte y herramienta de defensa personal. Foto EFE

Sus miradas cambian en cada movimiento, mientras su entrenador Dany Coy corrige cada golpe y cada detalle durante el entrenamiento, que se programa una vez o dos veces a la semana.

El taekwondo y las técnicas de autodefensa han cobrado una fuerza que cinco años antes, cuando en 2015 comenzó el proyecto, era inusual para las mujeres de Tipulcan.

Ahora las taekwondoinas bromean entre sí, sin miedo al acoso escolar o callejero ni a que las escuchen los hombres en español o en q’eqchi, su idioma materno. Ellas hablan fuerte y corren mientras avanzan por los caminos de la tierra de la aldea.

Según su entrenador, quien practica taekwondo desde hace 27 años, las niñas eran calladas y tímidas cuando comenzaron a practicar el deporte y ahora asegura que ya no son las mismas.

«Antes me acosaban en la escuela, los hombres decían que eran más poderosos que las mujeres y nos molestaban de diferentes formas todo el tiempo» recuerda en entrevista con la Agencia EFE Damaris Cucul de 16 años. Es una de las estudiantes más destacadas del proyecto; quiere estudiar enfermería y ser maestra de taekwondo para las niñas de su comunidad.

El entrenador Dany Coy vive en Cobay, la cabecera departamental que se ubica a una hora de Tipulcan. Viaja todas las semanas para entrenar a las niñas que, desde los 8 hasta los 17 años, se inscriben a la disciplina. La comunidad está a una hora de su casa y, porque la escasez de transporte público y las carreteras de terraceria, los primeros años llegar al campo de entranamiento era complicado.

En la comunidad de Tipulcan, las niñas han comenzado a recuperar la confianza de salir de casa, acudir a la escuela, usar su indumentaria indígena y defenderse del acoso machista. Foto EFE

Era habitual esperar durante horas a un costado de la carretera hasta encontrar a quien fuera hacia la aldea y lo llevara hasta que hace un par de años compró una motocicleta que hizo más fácil llegar.

Aunque Dany Coy dice que su voluntad para seguir con el proyecto es fuerte, la falta de equipo y de ayuda de la Federación Nacional de Taekwondo le dificulta organizar las clases. «Donde sea que vayan las niñas en Guatemala encuentran machismo, por eso vale la pena seguir adelante a pesar de las dificultades» comenta Dany Coy.

La alumna más destacada es Miriam Cucul de 17 años, quien ganó este año el torneo nacional de taekwondo en Guatemala. Sentada en una piedra grande, a la par de un sembradío de maíz, describe a EFE cómo la disciplina le ha ayudado a superar los obstáculos que hace cinco años padecían tan grandes como la montaña.

«Ahora no le tengo miedo a los hombres. Pude seguir hacia mis metas, pues el taekwondo me enseñó el respeto a mi misma y ahora solo quiero seguir estudiando y tratar de ser grande en el deporte» señala Miriam.

Las niñas entrenan durante el invierno en el salón comunal, cuando los líderes de la comunidad les prestan las llaves del lugar, mientras que en verano, practican en un campo de fútbol en una hondonada en medio de la comunidad. Pero cuando no pueden utilizar el salón, el entrenamiento se traslada al lodo sin que las niñas se desmotiven.

En Guatemala los índices de violencia contra las mujeres, los feminicidios y la falta de apoyo presupuestario para prevenirlo y atenderlo, persiste. Solo en 2023, el Ministerio Público registró un promedio de 572 denuncias diarias de violencia contra las mujeres, mientras que la oficina de la ONU Mujeres en Guatemala denunció que desde agosto de 2018 a noviembre de 2019, fueron reportadas más de 2 mil 520 alertas de mujeres desaparecidas.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses realizó 6 mil 673 evaluaciones clínicas por delitos sexuales a niñas y mujeres en los primeros 10 meses del año y registró 594 mujeres fallecidas por causas asociadas a hechos criminales.

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