Qué es el parto humanizado y por qué es tu derecho

Convertirte en madre, cuando se trata de un acto voluntario, debería ser un proceso absolutamente gozoso; sin embargo, existen todavía una serie de prácticas médicas que, aunque naturalizadas, evitan que el nacimiento de un hijo sea esa experiencia enriquecedora y gratificante con la que sueña toda mujer embarazada.

El principal problema, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus recomendaciones para los cuidados durante el parto publicadas en 2018, es que el proceso de dar a luz se ha “medicalizado”, es decir, se trata al embarazo como si fuera una enfermedad y a la mujer embarazada como si estuviera enferma.

La consecuencia de esta medicalización es que son los médicos quienes toman las decisiones importantes respecto a cómo, dónde y quiénes deben estar presentes en el momento del parto, sin tomar en cuenta las necesidades biológicas, afectivas, sociales y culturales de las mujeres, a quienes se les priva del derecho de decidir.

Afortunadamente, esta visión del embarazo como patología está cambiando y cada vez son más las voces que apelan por devolverle a las mujeres la confianza respecto a la sabiduría de su cuerpo para dar a luz y por lo tanto su poder de decisión respecto a cómo quieren vivir esta experiencia para que sea física y emocionalmente positiva.

La mujer y el bebé como protagonistas del parto

La OMS, la Unicef y diversas organizaciones de la sociedad civil promueven internacionalmente el parto humanizado como respuesta a ese modelo medicalizado del nacimiento, con la intención de restituirle a la mujer y al bebé el papel protagónico que les corresponde, haciendo del bienestar de ambos lo más importante.

En México, son pocas las clínicas del sector salud con un enfoque humanizado, y en el estado de Guerrero apenas están en proyecto tres clínicas de parto humanizado, sin embargo, es importante que estés enterada de qué es el parto humanizado y por qué es un tu derecho, cuales son sus beneficios para ti y tu bebé, y cómo puedes tener un parto humanizado.

En Con Perspectiva queremos informarte todo lo que necesitas saber para tú lograr un parto respetuoso de tus tiempos biológicos y psicológicos para que sea la experiencia positiva que debe ser.

Cómo dejó el parto de ser cosa de mujeres

Durante siglos, el acompañamiento de las mujeres durante el trabajo de parto estuvo reservado a las comadronas, ellas sabían cuándo había llegado el momento de dar a luz y qué posturas facilitaban el nacimiento; ellas eran las encargadas de contener física y emocionalmente a las embarazadas y de recibir a los recién nacidos.

La presencia de los hombres estaba vedada. En algunas culturas antiguas sólo se permitía la entrada del padre después del parto para cortar el cordón umbilical. Más adelante, con el desarrollo de la medicina, las comadronas solicitaron la intervención de los médicos en caso de complicaciones para extraer a los bebés con primitivas cesáreas.

Poco a poco los médicos se fueron apoderando de los partos. En el siglo XVII desestimaron por completo los saberes de las comadronas y llevaron los nacimientos a los hospitales. Comenzaron a intervenir el proceso natural usando una serie de artefactos, tales como los fórceps, para “facilitar” el alumbramiento.

El cambio más drástico fue la postura. Las mujeres dejaron de parir de forma vertical y fueron recostadas con las piernas en alto para comodidad de los médicos, aunque eso dificultara la labor de parto. Fueron sometidas a múltiples procedimientos y medicaciones para “aliviarlas” de los síntomas del embarazo.

Así, en la medida que avanzaba la obstetricia, ejercida principalmente por varones, menos se escuchaba los ritmos naturales biológicos y psicológicos de las mujeres. Es a ese modelo, altamente medicalizado, con una gran carga de violencia de género, al que ahora se conoce como parto natural.

El parto humanizado surge por la necesidad de que las mujeres recuperen el control de sus partos, de que la atención vuelva a estar centrada en sus necesidades físicas y emocionales, en sus expectativas sociales y culturales, de que el parto vuelva a considerarse un proceso natural para el que el cuerpo de la mujer está perfectamente capacitado y no una enfermedad incapacitante.

El parto humanizado, ¿qué es?

De acuerdo con la Alianza Francófona por el Parto Respetado (AFAR), un parto humanizado es aquel donde se brinda a la futura madre y a la familia la información que necesita para tomar sus propias decisiones sobre el parto y el cuidado del recién nacido, así como el acompañamiento para que esas decisiones sean respetadas.

Esta asociación impulsa desde el 2004, en coordinación con la Unicef, la Semana Mundial del Parto Respetado que busca promover la protección a los derechos de la madre y el recién nacido, y poner en evidencia la manera en que se atienden los partos en todo el mundo para modificar las malas prácticas y erradicar la violencia obstétrica.

Tener un parto respetado o humanizado significa que puedes elegir la manera en que quieres dar a luz, eso incluye la postura en la que te sientas más cómoda, el lugar en el que te sientas más segura y la compañía que consideres que puede brindarte la contención física y emocional que necesitas en se momento de vulnerabilidad.

Beneficios del parto humanizado

El parto humanizado busca que puedas vivir el alumbramiento como una experiencia positiva, estimulando tu confianza en tu cuerpo y en tu capacidad de dar a luz, así como en tu capacidad de tomar las mejores decisiones para ti y tu bebé, incluso cuando requieras o desees intervenciones médicas.

Los organismos y asociaciones internacionales que promueven el parto humanizado, así como las mujeres que lo han vivido, aseguran que tomar el control de tu parto te proporciona, en palabras de la OMS “un sentido de logro y control personales” que repercuten en el empoderamiento de la mujer.

El parto respetado busca también garantizar que el nacimiento se realice de la manera más natural posible, evitando a toda costa intervenciones médicas innecesarias, muchas veces invasivas, tales como la episiotomía de rutina, y que la misma OMS desaconseja con un enfoque basado en evidencias.

Pero el proceso no termina con el nacimiento. El parto humanizado promueve el contacto piel a piel con el bebé desde el momento en el que nace, lo que repercute en su desarrollo psicológico, emocional y cognitivo; fortalece además el vínculo materno infantil, lo que facilita el establecimiento de la lactancia materna.

Escuchar la sabiduría del cuerpo y respetar los ritmos naturales de la mujer y el bebé al momento de dar a luz, es la mejor manera de garantizar una experiencia positiva que repercuta en el bienestar tanto físico como emocional de ambos.

Qué hacer si quieres tener un parto humanizado

Si deseas convertirte en protagonista de tu propio parto, tomar el control junto con tu pareja y tu familia de cómo quieres vivir el proceso de alumbramiento, te presentamos tres pasos a seguir para que tu experiencia sea lo más positiva posible.

Conoce tus derechos como futura madre

En el modelo medicalizado del parto, aún vigente en muchos países latinoamericanos, algunas veces no toma en cuenta los derechos humanos ni la perspectiva de género, por eso es importante que sepas que como futura madre tienes derecho a:

  • Ser protagonista de tu propio parto: tus necesidades fisiológicas, afectivas, sociales y culturales están en primer plano y debes ser consultada en todas las decisiones que deban tomarse para que participes activamente.
  • Ser considerada una persona sana: toma en cuenta que de acuerdo con la OMS la gran mayoría de los embarazos se realizan sin complicaciones, así que no se te pueden imponer procedimientos ni medicamentos de forma injustificada.
  • Ser informada de todo lo que ocurre: los médicos que te acompañan deben darte información puntual del desarrollo de tu embarazo en todo momento y, durante el parto, informarte de todo lo que hacen y el estado en que se encuentra tu bebé.
  • Elegir libremente a tus acompañantes: tú sabes a quién necesitas a tu lado para proporcionarte contención física y emocional durante el parto, así que si requieres la presencia de tu pareja, tu madre o una doula, puedes tenerla.
  • Elegir la posición para dar a luz: cuando sabes que estar acostada en posición ginecológica no es lo mejor para el trabajo de parto, puedes optar por estar de pie, caminar, sentarte, apoyarte en una pelota o en un banco.
  • Expresar tus emociones: nadie puede increparte por manifestar lo que sientes, por gritar si así lo deseas; cualquier comentario que cuestione o critique la forma en que expresas tus emociones y sensaciones se considera violencia obstétrica.
  • Ser respetada en tu intimidad: nadie que tu no apruebes puede presenciar tu parto o practicarte procedimientos médicos; tampoco puedes ser sometida a ningún examen o intervención con propósitos didácticos o de investigación.
  • Tener contacto piel a piel con tu bebé: tu hijo o hija debe ser puesto en tus brazos desde el primer instante y debe permanecer en la misma habitación que tú durante el tiempo que pases en el hospital para que puedas abrazarlo y amantarlo.

Infórmate sobre tus opciones para dar a luz

Es probable que hasta ahora hayas considerado que la única manera de dar a luz es en un quirófano, acostada en una mesa de parto o de operaciones; sin embargo, existen otras alternativas. Tu médico tiene la obligación de dártelas a conocer, así como sus pros y contras, para que puedas elegir de manera segura e informada la que te parezca más conveniente.

En México, como en muchos países latinoamericanos, se desalienta a la madres a tener partos naturales, muchas veces por comodidad de los propios médicos, “así pueden programar una cesárea a las 10 y seguir con su consulta de las 11 sin perder todo el día acompañando un trabajo de parto, además de que cobran más”, dice Melina, doula desde hace 25 años.

Ese fue el caso de Cristina, quien se embarazó por primera vez a los 39 años. Su ginecóloga le advirtió que, debido a su edad, no era posible que tuviera un parto natural a menos quisiera arriesgarse a que su hijo tuviera sufrimiento fetal, también fue la ginecóloga la que eligió el hospital porque de otra manera “no se hacía responsable”.

“Yo estaba aterrada —relata—. Me hizo creer que no tenía otra alternativa. Lo que menos quería era poner en riesgo a mi hijo. La cesárea se programó incluso una semana antes de la fecha de término para que no se nos fuera a adelantar, pero no me dijeron nada de cómo esas decisiones afectarían la lactancia”.

“Cuando me llevaron a mi hijo me pidieron que intentara amamantarlo, pero no tenía leche, tardó como dos semanas en bajarme, en ese momento no sabía, porque nadie me informó, que se debía a que no había tenido trabajo de parto y mi cuerpo no había realizado todas las funciones necesarias para producirla”.

Dos de cada tres cesáreas en México se realizan sin causa médica justificada

A pesar de que las cesáreas innecesarias pueden afectar el desarrollo natural del proceso biológico de la maternidad, según un estudio comparativo de la OMS publicado en 2016, en México, el 45 por ciento de los nacimientos son mediante este procedimiento, pero dos de cada tres se realizan sin una causa médica justificada.

“Si las mujeres supieran por qué es importante el parto natural para ellas y sus hijos, y se les informara de la alternativa de tener un parto humanizado, respetuoso, estoy segura de que muchas optarían por el parto natural siempre que fuera posible”, dice Melina, quien en sus años como doula ha acompañado cientos de partos.

“Pero a las mujeres no se nos enseña cómo es este proceso y es el desconocimiento lo que provoca el miedo y deja a las mujeres a merced de los médicos”, agrega, en consonancia con lo que señala la OMS respecto a la necesidad de cerrar la brecha de comunicación médico-embarazada para que esta pueda participar activamente en las decisiones.

Busca la guía de una doula y crea tu plan de parto

“Para mi segundo embarazo –relata Cristina– me había cambiado de ciudad y había cambiado de ginecólogo. Para mí fue una sorpresa, después de mi primera experiencia, que me pidiera considerar el parto natural y me dijera que no había razones médicas para practicar una cesárea. También me recomendó buscar una doula”.

Las doulas son mujeres que brindan asesoría y apoyo emocional a las familias durante el embarazo, el parto y el posparto; se encargan de preparar a las mujeres tanto física como emocionalmente para hacer de este proceso una experiencia enriquecedora que pueda convertirse en una fuente de poder personal.

“Primero empiezas a confiar en tu cuerpo, en que tener un hijo es un proceso natural y eres perfectamente capaz de hacerlo; eso te ayuda a sentirte tranquila, a no tener miedo, y una vez que lo logras te sientes poderosa, llena de confianza en ti misma”, agrega Cristina, quien a los 42 años tuvo su segundo parto.

Con la asesoría de la doula, o de alguna otra mujer con experiencia en partos humanizados, puedes crear, en conjunto con tu pareja o tu familia, tu plan de parto, eso implica elegir dónde quieres dar a luz (tu casa o un hospital que te ofrezca las condiciones que tú deseas), quién quieres que esté contigo en ese momento, en qué posición quieres estar e incluso si deseas alternativas menos convencionales como un parto en agua.

El personal médico deberá estar ahí para apoyarte en tu trabajo de parto, no para dirigirlo, porque tú, en el proceso del embarazo, has aprendido a sentir y seguir tu propio ritmo. En caso de que deban intervenir lo harán de forma respetuosa, cálida y profesional, apegándose a tus deseos en la medida de lo posible

Tu parto, tus decisiones

“En mi primer embarazo no sabía nada sobre el parto humanizado ni sobre el parto en general, así que dejé que otros tomaran las decisiones por mí. Mi segundo parto, a pesar de que puedo aceptar que parir de forma natural es doloroso, fue mucho más bello a nivel emocional y no tuve las complicaciones para amamantar que sufrí con mi hijo”, asegura Cristina.

“Por eso –agrega– yo le recomendaría a las futuras madres que si su médico no está al tanto o no está dispuesto a acompañarlas en un parto humanizado, busquen otras opciones. El parto puede ser una experiencia hermosa, por la que deberías pasar sin estar llena de miedos o inseguridades, sentirte tranquila y acompañada hace toda la diferencia”.

Ahora que conoces este enfoque holístico del parto fundamentado en tus derechos como mujer y como ser humano, sabes cómo lograr que tu parto sea una experiencia positiva para ti y tu hijo o hija. Recuerda en todo momento que tú tienes la última palabra, es tu parto, son tus decisiones.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error

Enjoy this blog? Please spread the word :)

RSS
Follow by Email
WhatsApp